lunes, 12 de mayo de 2014

Ruta por las Vistillas de San Francisco

   Las Vistillas de San Francisco, zona limitrofe de la ciudad por el oeste durante muchos siglos hasta bien entrados el siglo XX, no en vano por aquí pasaba la última cerca de Madrid. Su localización estratégica sobre el cauce del rio Manzanares le ha dado nombre; lugar elegido por San Francisco de Asis para establecer su cabaña que con el tiempo se convertiría en convento e iglesia.


Comenzando en la Puerta de Toledo, subimos la cuesta de la Gran Via de San Francico, hasta llegar al "Hospital de La Venerable Orden Tercera". El más antiguo hospital de Madrid que todavia perdura.

  Su fachada ya nos llama la atención, para ser la entrada de un hospital, pero lo que realmente nos asombra es su interior; su magnífica escalera y el claustro; ambos con pinturas y esculturas de diferentes  épocas.

 Su pequeña capilla. ¡Un pequeño museo! Tanto el retablo  como sus pinturas y esculturas son todas auténticas obras de arte, que parecen estar escondidas detrás de la escalera, para que nadie lo descubra.

Siguiendo con nuestra ruta llegamos al Parque de la Cornisa y el Jardín de las Daliedas, en el lugar que ocupaba el antiguo Convento de San Francisco. ¡Bonitas  las vistas de Madrid más allá del Manzanares!

Y como no podia ser menos "la Basilica de San Francisco el Grande". A pesar de  sus distintos avatares  y reformas,  sigue luciendo su esplendida cúpula, grandiosa y majestuosa, para emparentar con el Palacio Real, construido unos pocos años antes.

  Una de las maravillas de Madrid, digna de visitar y de conocer su historia, así como la Capilla del Santo Cristo de los Dolores.

Nos acercamos al Parque de las Vistillas, ahora Parque de Gabriel Miró, por la calle Buenaventura  donde nos encontramos con el Colegio Arzobispal de la Inmaculada y con el Seminario Consular, todos ellos
situado en los antiguos terrenos que pertenecian al Palacio del Duque del Infantado


 Desde el monumento a Gomez de la Serna en la Plaza de Gabriel Miro, nos diriguimos a la legendaria Cuesta de los Ciegos, no sin antes obervar las bellisimas vistas de la Catedral de la Almudena, y fotografiarnos con la Violetera.




 La escalera de la cuesta se nos hace interminable, después de nuestro recorrido, por lo que sólo la contemplamos desde arriba, adivinando donde se encuentra el escudo de Madrid, al final de la escalera.



Observamos desde lo alto: la calle Segovia y el acueducto, imaginando por donde subían los carros cargados de melones hasta llegar a las Vistillas para ser vendidos.



También nos imaginamos a los chulapos y chulapas bailando un chotis como tendrá lugar aquí dentro de pocos días, cuando se celebre la Verbena.

¡Deliciosa mañana de primavera en las Vistillas de San Francisco el Grande!